Después de nuestros días descubriendo La Habana y El Valle de Viñales según lo planeado, Cienfuegos fue el lugar que marcó un antes y un después muy importante en nuestro viaje. A partir de ahí nuestros planes fueron cambiando a medida que el momento histórico que nos tocó vivir iba transcurriendo, y la aventura de la incertidumbre invadió nuestro viaje.
Muchas veces nos ha pasado en conversaciones, que nos preguntamos cuándo fue un viaje que hicimos, intentamos hacer cábalas de qué año o mes fue cuando visitamos cierta ciudad, y suele ser complicado encontrar la respuesta. Con Cienfuegos será siempre una respuesta inmediata, ya que la fecha 25 de Noviembre de 2016 se convirtió en uno de los días más importantes en la historia de Cuba.
LLEGANDO A CIENFUEGOS
Llegamos a Cienfuegos desde Viñales en un autobús de Transtur, en un viaje que duró un poco más de lo previsto, algo a lo que ya nos estábamos acostumbrando.
Fuimos a la casa que teníamos reservada en tuctuc, donde la dueña Odalis nos recibió estupendamente y nos dio a elegir nuestra habitación.
De allí salimos paseando por el Paseo del Prado hacia Punta Gorda, disfrutando del mar. Ibamos parándonos a observar las reliquias de casas al estilo neoclásico que inundan la ciudad, que fueron construidas por los fundadores franceses de Cienfuegos a mediados del S.XIX. Muchas de ellas se conservan fabulosamente.
Paseando llegamos a la oficina de alquiler de motos que buscábamos, y pudimos alquilar la única que tenían ya que justo llegó un cliente a entregar la suya. Ya que estábamos al lado, aprovechamos a entrar en la oficina de información y entre otras cosas nos contaron que ese fin de semana estaría el Ballet Nacional de Cuba actuando en la ciudad: ¡¡NO NOS LO PODÍAMOS CREER!! Entre nuestros planes de viaje estaba poder ver alguna obra en algún teatro importante del país, y resultó que coincidíamos nada menos que con la famosa compañía de Alicia Alonso. Era nuestro día de suerte, al día siguiente a primera hora estaríamos haciendo cola en el teatro para conseguir nuestras entradas.
Empezamos nuestro paseo en moto y paramos a contemplar el coqueto edificio del Hostal Palacio Azul, donde además subimos a tomarnos unas cervezas en su terraza de la azotea.
Allí, con toda la terraza para nosotros solos, vimos el comienzo de un atardecer inolvidable. La música de fondo del Club Cienfuegos nos recordó que teníamos una noche de fiesta pendiente, pero como estábamos cansados del viaje lo dejamos para el día siguiente.
Continuamos nuestro paseo hasta el Centro Recreativo la Punta, un parque con árboles y zonas de arena, y chiringuitos al extremo de Punta Gorda. Nos dimos una vueltita por allí, viendo a las familias y parejas pasar un rato agradable tomando algo y viendo el anochecer.
Después de nuestra primera toma de contacto con Cienfuegos, volvimos a nuestra casa ya que habíamos encargado la cena allí. Alucinamos con la cantidad de comida que nos preparó Odalis, y todo muy bueno. Y ya nos fuimos agotados a dormir…
SEGUNDO DÍA EN CIENFUEGOS, PRIMER DÍA DE UN LUTO HISTÓRICO
Nos despertamos temprano, con el plan de desayunar, coger la moto y correr a la taquilla del teatro Tomás Terry a por nuestras entradas para el ballet. Cuando nos sentamos, Odalis nos trajo el desayuno y le contamos nuestro plan. Nos soltó una noticia sobre la que, mientras preparábamos nuestro viaje, habíamos hablado varias veces. La posibilidad de que pasase, dadas las circunstancias, estaba ahí. Esa noche Fidel Castro había muerto.
Nos quedamos petrificados, no sabíamos qué podía traer un momento histórico como aquel. Fidel era y es una figura omnipresente en Cuba, su imagen y sus frases forman parte del paisaje del país, y muchísimos cubanos lo veneran. A sus 90 años, llevaba mucho tiempo enfermo y en sus últimas apariciones públicas se le veía muy deteriorado, así que el desenlace era cuestión de tiempo.
Odalis nos dijo que estaban anunciando que se suspendían todo tipo de fiestas y espectáculos por el luto, así que nuestro plan del ballet no iba a ser posible.
Igualmente, decidimos coger la moto e ir al centro, al parque Martí. Queríamos comprar el periódico, lo cual se convirtió en una verdadera odisea durante todo el día (El periódico llegaba a mediodía desde Santa Clara, primero se repartía a los abonados, y los ejemplares extra volaban). Después de nuestro primer intento de conseguir un periódico, subimos a la azotea del hotel La Unión, uno de los pocos puntos de wifi para conectarse en Cienfuegos. Allí, con las vistas desde aquella agradable terraza, nos comunicamos un rato con familia y amigos para decirles que estábamos bien y de momento no veíamos nada excepcional por la calle debido a la noticia.
Bajamos a la calle de camino al parque Martí, observando la vida que transcurría con normalidad.
Llegamos al parque Martí, el epicentro de la ciudad donde se concentran varios edificios históricos interesantes: La Catedral de la Purísima Concepción, el Museo Provincial y el Palacio de Gobierno entre otros.
También se encontraba aquí el teatro Tomás Terry, y ya que era imposible ver el ballet, tuvimos que conformarnos con visitarlo por dentro. Nos pareció un edificio muy bonito y lujoso, lleno de detalles decorativos, y muy bien mantenido teniendo en cuenta que fue construido a finales del SXIX. Está considerado Monumento Nacional.
De aquí fuimos en moto a visitar el Cementerio de la Reina, pero de camino paramos en un lugar sobre el que leímos en la Lonely Planet: El Parque de las Locomotoras. No era más que un lugar desolador y descuidado, pero con unos trenes abandonados maravillosos que se veían desde una verja.
De aquí hacia el cementerio, fuimos pasando por zonas más humildes que el ostentoso y cuidado centro de la ciudad.
Entramos en el Cementerio de La Reina, el más antiguo de la ciudad, del año 1837. Su antigüedad y aspecto deteriorado crean un ambiente de misterio, y el corto paseo entre panteones y lápidas fue un momento curioso. Buscamos también una de sus tumbas más famosas, la que llaman de «La Bella Durmiente», de la que se dice que la joven enterrada ahí murió de mal de amores en 1907.
Después del cementerio, volvimos al centro a preguntar en la oficina de Correos si ya había llegado el periódico. Segundo intento frustrado… El periódico ese día estaba retrasándose más de lo habitual por el acontecimiento de la muerte de Fidel.
Ya era mediodía y hacía un calor tremendo, así que decidimos ir a pasar la tarde a la playa Rancho Luna, a 18 km de Cienfuegos. Es una playa bonita, limpia y con varios restaurantes junto al arenal. Allí comimos a la sombra de los árboles y pasamos un buen ratito de arena y baños. Como estaba medio nublado y estuvimos debajo de una sombrilla, yo (Erika) no me dí la crema solar en el cuerpo por pereza, y al día siguiente tuve el primer brote de mi vida de alergia al sol 🙁
Después nos marchamos de vuelta a Cienfuegos, devolvimos la moto, preguntamos en varios sitios por el periódico, y fuimos de nuevo a La Punta a ver el atardecer y tomar algo. Allí, justo antes de pedirnos unos mojitos en uno de los chiringuitos, nos contó el camarero que la policía acababa de pasar para avisarles de que se había prohibido rigurosamente la venta de alcohol en el país durante los 9 días que duraría el luto por Fidel Castro, al igual que quedaba prohibida la música de cualquier tipo (incluso escucharla uno mismo con auriculares). La fiesta que nos debíamos iba a tardar en llegar mucho más de lo esperado. Nos tomamos unos granizados y cogimos un tuctuc para ir al centro, a ver si teníamos suerte y encontrábamos al fin un periódico, y cenábamos algo.
De camino a la plaza Martí, el conductor nos fue contando un montón de historias sobre las dificultades que tienen con muchas cosas en Cuba. En su caso, el problema que supone comprarse un vehículo con los precios desorbitados que tienen allí en relación a sus bajos sueldos, que incluso comprarse una bicicleta es complicado, y tener un negocio como el suyo de bicitaxi resulta duro y muy costoso.
En el centro, volvimos a la caza del periódico, pero seguimos sin encontrar uno. Ya nos dimos por vencidos y simplemente cenamos en un sitio de comida rápida con la televisión hablando de la vida de Fidel Castro como acompañamiento.
Decidimos volver a casa, con los sonidos de los pocos coches como única banda sonora, la música que hasta ese día brotaba de cualquier sitio y en cualquier lugar por el que pasabas, ya no sonaba.
Ya en casa, Odalis nos dio la sorpresa del día: Nos regaló su ejemplar del periódico Granma.
Así que leyendo el periódico, con unos cubalibres que nos preparamos con una botella de Havana Club que trajimos de Viñales, y un puro, despedimos el día en el porche de nuestra habitación.
TERCER DÍA: UN MUSEO, UN CASTILLO Y LAS GANAS DE SEGUIR CON EL VIAJE
El domingo nos despertamos con el plan poco claro y mientras desayunábamos nos decidimos: primero visitaríamos el Museo Provincial, y después cogeríamos un ferry para visitar el Castillo de Jagua.
Fuimos paseando desde casa al muelle desde donde salía el ferry a consultar los horarios.
De allí fuimos al Museo Provincial, en el parque Martí. El museo está instalado en un edificio que fue un antiguo casino español. En él vimos exposiciones sobre la historia de la ciudad de Cienfuegos y la provincia, muebles y objetos de decoración del S.XIX, y en la planta superior una pequeña colección de pinturas y esculturas contemporáneas.
Al salir fuimos directamente al muelle desde el que salía el ferry y empezamos nuestro viaje de una hora hasta el castillo. No pudimos coger asiento y estuvimos casi todo el tiempo contemplando el panorama desde proa, viendo las pequeñas aldeas y alguna playita en las costas de la bahía.
Atracamos al fin en nuestro destino, y fuimos caminando a través del pequeño pueblo, muy auténtico y rural, hasta el castillo. Allí, visitamos esta fortaleza del S.XVIII, construida en la entrada de la bahía para protegerla de piratas, y que fue ordenada levantar por el rey Felipe V de España. En el interior también se visitan varias salas con muebles, mapas y otros objetos de la época. Contemplar las vistas desde allí también fue un rato agradable.
Terminada nuestra visita, nos tomamos un refresco y volvimos al muelle a coger el ferry de vuelta. Aquí tuvimos la peor experiencia en Cienfuegos: el ferry iba absolutamente abarrotado de gente, y nos tocó un tiempo un poco revuelto. Ibamos dentro apiñados de pie y no pudimos movernos en todo el viaje, y teniendo en cuenta el estado del ferry y lo que se movía, fue muy agobiante. Yo no hacía más que mirar la cantidad de chalecos salvavidas que había por allí, y creo que por mis cálculos tocábamos a un cuarto de chaleco por pasajero… En una hora que se me hicieron como 4, llegamos al puerto. Llegamos a la conclusión de que, aunque el castillo era bonito, no compensaba mucho la visita por el tiempo invertido y la manera de transportarte hasta allí.
Ya en la zona del puerto, nos premiamos con unos pinchos morunos y limonadas en un chiringuito que nos recomendó un taxista. La verdad que estaban buenísimos.
De ahí nos dimos un paseo entre los puestos de souvenirs y artesanía del centro, tranquilamente mientras caía la tarde. De casualidad nos encontramos con un señor sentado sobre un montón de periódicos. Nos acercamos a comprar uno de ese día, con la suerte de que también tenía algún ejemplar del día anterior. Así que conseguimos tener un segundo ejemplar de recuerdo del día de la muerte de Fidel.
El ambiente en las calles seguía muy tranquilo. A simple vista, nada excepto la falta de música hacía parecer que hubiese cambiado algo. En nuestro caso, los acontecimientos por el luto de Fidel Castro empezaron a transformar realmente nuestro viaje a partir de la siguiente etapa.
Para terminar el día, volvimos a casa a disfrutar de nuestra última cena en Cienfuegos, para al día siguiente viajar hacia nuestro siguiente destino, la ciudad de Trinidad, con parada en las Cataratas El Nicho en el parque natural de Topes de Collantes.
Silvia
Hola
Gracias x vuestra experiencia,
Cuando publicareis trinidad y el nicho?Gracias! ,,
Carretera y Alas
Hola Silvia, estamos en ello, este jueves la publicaremos 😉 . ¡Un saludo!
Florencia
Hola! Me encanta su blog y me está ayudando mucho a planear mi viaje a Cuba. Tengo algunas preguntas…
¿Recuerdan el precio de alquiler por día de las motos? ¿Qué documentación les pidieron para alquilarlas (por ejemplo carnet de conducir motos con determinada antigüedad)?
¿Saben de alguna página web donde pueda encontrar información sobre los colectivos de Transtur? ¿Son colectivos grandes o taxis/colectivos? En la página oficial solamente hay sobre el alquiler de autos.
Gracias!
Carretera y Alas
Hola Florencia! Nos alegramos de que te esté ayudando nuestra información 🙂 . Te cuento, el precio del alquiler de moto tipo scooter en 2016 cuando estuvimos nosotros era de 25 CUC por día. En aquel momento sólo nos pedían carnet de conducir español B en vigor, no sabemos si habrá cambiado la cosa. Para otro tipo de motos de mayor cilindrada no sabemos cómo funciona.
Nosotros con la compañía Transtur hicimos el trayecto Viñales-Cienfuegos en un autobús grande, conocimos esta opción allí mismo en Viñales en la oficina que tienen en el centro del pueblo, porque en principio la única compañía de autobuses de la que teníamos referencia era Viazul.
Esperamos que disfrutes mucho de tu viaje por Cuba, y si tienes alguna otra duda que podamos resolverte aquí estamos. Un saludo!
Pere
Simplemente fabulosa excursión, felicitaros tanto por el contenido historico como las fotografias
Carretera y Alas
Hola Pere! Muchas gracias por comentar, nos alegramos mucho de que te haya gustado la entrada 😀 . Un saludo!