El Sudeste Asiático nos tiene robado el corazón. En todos los viajes que hemos realizado a países de esta parte del mundo como Vietnam, Camboya, Indonesia o Malasia, siempre nos habíamos quedado cortos de tiempo para disfrutar todo lo que nos apetecía, y queríamos probar a hacer un viaje más largo. Así, el año pasado lo preparamos todo para irnos 46 días y recorrer con calma un país tan prometedor como Filipinas.
¿Te estás planteando ir a Filipinas? Aquí van nuestras impresiones
Si estás leyendo esta entrada, quizá sea porque te estés planteando viajar a Filipinas, así que vamos a dejar aquí una lista con algunas de las cosas que nos gustaron y no nos gustaron tanto. Por supuesto, basadas en nuestra experiencia y gustos personales, cada cual lo vive a su manera. Allá va:
1-Manila: Una ciudad donde impera el caos del tráfico, de su desbordante población, el desorden urbanístico, los abismos entre clases. Moverse en ella es una auténtica gymkana y un ejercicio de paciencia. Además, es difícil caminar 20 metros sin encontrarte algo que te sorprenda, te sobrecoja o te disguste. Todo un mazazo de realidad para dar comienzo a nuestro viaje.
2-Pinatubo: La aventura volcánica que superó nuestras expectativas. Si bien el cráter es una preciosa estampa verde con un lago, llegar hasta allí caminando por ríos y explanadas de piedras volcánicas y ceniza, ese manto gris y negro rodeado de cortados y montañas, donde se entremezclan el gris y el verde brillante, fue lo más espectacular. Sin olvidarnos del trayecto en jeep no apto para espaldas y traseros dolientes. Una maravilla.
3-El Parque de Las 100 Islas: Una simpática primera toma de contacto con el mar en Filipinas. Este parque formado por un montón de islitas, antaño explotado por pescadores (nunca mejor dicho ya que pescaban con dinamita), ahora está protegido y reconvertido en un espacio de ocio familiar. Este “island hopping” no tiene comparación con otros que hicimos después como El Nido o Apo, pero no está masificado y como día de sol y mar lo disfrutamos mucho. Contratas un barco en el puerto y a pasar el día de isla en isla descubriendo playitas, paseos, haciendo snorkel o remando en kayak.
4-San Juan (La Unión): Una playa muy visitada por turistas filipinos y asiáticos en general para aprender a surfear. Aunque la playa para principiantes es un hervidero de gente joven haciéndose selfies, familias bañándose, gente apiñada y empeñada en ponerse de pie en sus tablones a lo largo de la orilla, y karaokes como banda sonora todo el día, también hay una zona con olas medianas estupendas para surfistas más experimentados. La playa en sí no es ninguna belleza de quitar el hipo, pero tiene unos bonitos atardeceres y espacio con ambiente para entretenerse, y también una zona más tranquila en la otra playa más allá del muro.
5-Vigan: Una paradita en nuestro camino a Pagudpud. Estuvimos solamente una tarde y no nos hizo falta más. Es una ciudad con un pequeño casco antiguo con muchos vestigios de la época colonial española, conocido como barrio mestizo. Resulta muy curiosa la mezcla de los estilos chino y español en la arquitectura de este barrio. El resto de la ciudad es similar a otras caóticas ciudades de Filipinas. Recomendable entrar en alguna de las mansiones que se pueden visitar, ver su catedral y probar la riquísima empanada de Vigan.
6-Pagudpud: Lástima que el tiempo no nos acompañó del todo aquellos días, porque si no posiblemente hubiese sido nuestra etapa favorita del viaje, o la segunda a lo sumo. Pagudpud es un lugar nada masificado, donde disfrutar de playas de infarto, cascadas, senderismo y perderte en moto por sus paisajes frondosos. De todas las playas en las que estuvimos en Filipinas, y no fueron pocas, Saud Beach fue la más espectacular. Para muestra, una imagen:
7- Puerto Princesa: Podíamos habernos saltado esta etapa, lo poco que vimos de la ciudad no nos pareció muy especial, excepto el concurrido Baywalk Park donde cenamos las 2 noches entre familias filipinas en un ambiente muy animado. El día que pasamos allí decidimos hacer la excursión a Bahía Honda: una salida en barco a un grupo de islas en las que hacer snorkel y tomar el sol, con una suculenta comida incluida. Aunque lo pasamos bien y el entorno era muy bonito, allí está todo muy preparado para los tours familiares, en plan tranquilo ideal para ir con niños. Para experiencias más auténticas o aventureras, mejor continuar el camino hacia el norte de Palawan.
8-Port Barton: Un pequeño pueblo de un par de calles de tierra aislado por una carretera infernal, pero que bien mereció la visita. Un escondite tranquilo donde nos mezclamos con turistas tranquilos y locales más tranquilos aún. El pueblo no tiene mayor encanto que su propia esencia y la paz que transmite, la humildad que reina allí, la naturalidad de su gente y unos coloridos atardeceres, que no es poco. Además, se puede llegar caminando entre la jungla o en bangka a unas playas preciosas muy cerca del pueblo, o apuntarse a una de las salidas de snorkel y barbacoa que salen a diario si el tiempo lo permite. Vimos mil peces diferentes, corales preciosos, tortugas, un montón de estrellas de mar… Fue de nuestras excursiones favoritas del viaje.
9-El Nido: Tiene 2 cosas alucinantes. La más impresionante es el archipiélago de Bacuit, un mar turquesa transparente salpicado de colosales islas de caliza, un lugar que se define perfectamente con la palabra “paraíso”. La otra es su entorno de campos, montañas verdes y playas, que nosotros nos lanzamos a recorrer en moto un día tormentoso pero lleno de aventura, chaparrón y pinchazo de rueda incluidos. Nos faltó un día de buen tiempo para terminar de explorar bien la zona, pero nos encantó.
10-Cebú: Otra ciudad abrumadora como Manila, aunque de menor tamaño. Aquí solamente hicimos noche para coger un ferry al día siguiente a la isla de Bohol, pero tuvimos una mañana que aprovechamos para dar un paseo y ver algunos de sus puntos de interés. Aquí se construyó la primera iglesia de todo el país en 1565 (la reconstrucción actual es de 1735), y en ella fuimos testigos de las pasiones que desata una pequeña figura del niño Jesús del SXVI allí expuesta, y que da nombre al templo: La Basílica del Santo Niño. En el patio, los devotos rezan frente a miles de velas rojas, y en las calles alrededor de la iglesia en montones de puestos venden todo tipo de recuerdos religiosos.
11-Bohol: Fue la etapa más desafortunada del viaje. Un total de 5 días en los que, excepto el primero en que el tiempo fue aceptable, el resto no nos dejó disfrutar de lleno de lo que la isla nos ofrecía. Y es que durante esos días nos tocó el paso de la tormenta tropical Urduja, y para nosotros fueron días de chaparrones en moto, de no pisar apenas la playa, refugiarnos en restaurantes a pasar la pena comiendo, y más horas en la habitación de las que nos hubiese gustado. Contra viento y marea, de todas formas pudimos ver de cerca los famosos tarseros, y visitar las Colinas de Chocolate entre otras cosas.
12-Siquijor: La isla que para nosotros lo tuvo todo. Sin ser uno de los destinos punteros del país, aquí logramos el coctel de ingredientes redondo de nuestra aventura filipina. Descubrimos en moto su costa y su interior misterioso en días interminables de sol y naturaleza. Hicimos nuestra visita a una cueva más temeraria hasta el momento. Tuvimos estupendos ratos de sol y baños en playas casi desiertas. Hicimos snorkel por libre en uno de los mejores lugares de nuestro viaje. Nos bañamos en cascadas maravillosas. Vimos los atardeceres más alucinantes del mundo. Y hasta nos hicimos una peculiar limpieza espiritual con un curandero de las montañas 😉
13-Dumaguete: Esta ciudad fue el escenario de nuestra primera Navidad lejos de nuestra familia, una ciudad más ordenada y tranquila que las caóticas Manila y Cebú, y con un aire más cosmopolita. Pero lo más interesante lo encontramos en sus alrededores. Aquellos días hicimos snorkel en 2 sitios estupendos: la isla de Apo y la playa de Dauin. Además visitamos la impresionante cascada de Casaroro, el parque de los Lagos Gemelos, y pasamos una mañana en un peculiar parque acuático familiar. Fueron días tranquilos y en nuestro caso, nos sobró alguno de los 5 días que pasamos allí.
14-Boracay: Una especie de Ibiza en Filipinas, que atrae a multitud de turistas de todo el mundo desde los años 80 sobre todo por 2 razones: White Beach y su vida nocturna. Es una lástima que esté tan masificado y descuidado, las calles tan desorganizadas, con tanto abarrotamiento de negocios. El encanto de su playa tan perfecta quedó bastante deslucido para nosotros. A pesar de ello, pasamos una nochevieja inolvidable allí y disfrutamos de parte de la playa apartándonos de la zona más concurrida.
Esta ruta en gran parte fue improvisada sobre la marcha, buscábamos la experiencia de perdernos por el país, y salvo 3 puntos a los que teníamos claro que iríamos, los demás fueron surgiendo. Si vais con poco tiempo y con las ideas claras lo mejor es llevarlo todo atado y remirado, pero si no os aconsejamos dejaros llevar.
Pronto os contaremos al detalle algunas de nuestras etapas. ¡Estad atentos! 😉