Aquí va una confesión: somos unos enamorados de Logroño. No sabemos si es su Calle Laurel, su coqueto casco antiguo, la finura general de la ciudad o la alegría y amabilidad que desprende su gente. Seguramente un poco por todo, la visitamos cada vez que tenemos ocasión. Y nunca nos defrauda.
Es una ciudad pequeña, limpia, amplia, con bonitas zonas verdes, con muchas huellas de su historia que podemos admirar. Y el vino, ese patrimonio líquido excepcional que forma equipo inseparable con su rica gastronomía, y que inspira sus fiestas y reuniones sociales.
Después de muchas visitas a ella, también confesamos que aún nos quedan sitios por conocer: habitualmente la zona del casco antiguo y el Espolón nos engulle, y en cuanto pisamos la Laurel, pintxo va, vinito viene… ya nos perdemos.
Pero la última vez que fuimos a Logroño planeamos pasar el día en plan cultural, paseo, picoteo, ver algunas cosas que no habíamos visto aún, y volver a visitar otras que ya conocíamos.
Pues bien, éste es nuestro relato de un sábado cualquiera en la capital de La Rioja:
Era un día de pleno otoño, soleado pero fresquito. Fuimos hacia Logroño por la N-232, disfrutando un montón de los paisajes otoñales y haciendo alguna parada contemplativa por el camino.
Llegamos y aparcamos donde siempre, en la zona de aparcamientos entre la Plaza Alférez y el Parque del Ebro (Hay 3 explanadas para aparcar: la grande es gratuita, la pequeña de pago, y la mediana mitad y mitad, ¡ojo!).
Lo primero que hacemos es visitar el Cubo de Revellín. Se trata de un cubo artillero construido en el S.XVI, parte de la antigua muralla de la que hoy sólo se conservan algunos restos. Este cubo junto con la Puerta del Camino contigua, es la parte con diferencia mejor conservada de toda la fortificación.
En esta visita se puede recorrer el interior del cubo, en el que hay instalaciones audiovisuales sobre la historia de Logroño y de la muralla, y paneles ilustrativos. En el exterior se puede pasear por su estructura, y subir a la parte superior. La visita es interesante, entretenida y además, gratuita 🙂 . Al salir vimos la Puerta del Camino, adornada con los escudos de Carlos V y el de la ciudad.
Después fuimos dando un paseo sin rumbo por la parte vieja. Allí fuimos perdiéndonos entre calles, mirando los detalles que iban apareciendo en cada rincón, algunas sorpresas con historia, otras con mucho arte, algunas tienditas interesantes… Entramos a ver la iglesia de Santiago el Real, y siguiendo el paseo al final llegamos a la Concatedral de Santa María la Redonda, en la plaza del Mercado. Estaba cerrada cuando pasamos, así que dejamos pendiente volver a visitarla la próxima vez.
Decidimos salir de la parte vieja y pasarnos por el paseo del Espolón, un lugar siempre tranquilo en el que puedes simplemente pasear, descansar en un banco o tomarte algo en una terraza. Este parque cuenta con un auditorio llamado “La Concha”, y una estatua ecuestre de Espartero.
De aquí volvimos a entrar al casco viejo para visitar el Mercado de San Blas. Un mercado muy coqueto con unos puestos “bien puestos”. A esas horas de mediodía daba hambre darse una vuelta por ahí con tanto buen producto. Así que picamos comprando un chorizo que estaba muy bueno (Y además en el puesto nos regalaron una hoja con la receta de las patatas a la riojana de su familia, jeje!)
Salimos de aquí y ya entramos en nuestra querida Calle Laurel, un auténtico paraíso para los amantes del picoteo de pinchos y raciones.
Os ponemos una lista de los 5 bares en los que paramos aquel día, y lo que comimos en cada uno:
1-Volapie. Un cucurucho de gambas en su punto perfecto.
2-D.O. Laurel. Aquí tomamos 2 raciones que fueron todo un descubrimiento: lecherillas, y pisto de boletus con espuma de bacalao.
3-Achuri. Embuchado de cordero, un rico clásico de La Laurel en un bar de toda la vida.
4-El Muro. Aunque su pincho más famoso es El Cojonudo (Bola de pan rellena de picadillo de chorizo y un huevo frito encima), nosotros probamos los también sabrosos rulo de cabra con foie, y boletus edulis con foie fresco.
5-Letras de Laurel: Pisto riojano con huevo nollet y gazpacho vendimia, buenísimos ambos y el gazpacho sorprendente.
Después de terminar aquí nuestra ruta pinchera, y un poco aturdidos por el vino, nos tomamos un cafecito tranquilamente. Necesitábamos recuperar nuestros sentidos para la siguiente parada que nos habíamos propuesto: El Museo de La Rioja.
Este museo está ubicado en un palacio de mediados del S.XVIII, conocido como Palacio de Espartero, el que fuera su último morador. Después se ha destinado a labores de distintas instituciones, hasta llegar a nuestros días como sede del Museo de La Rioja.
Se trata de un museo sobre historia y arte muy variado, completo y bien estructurado. La entrada es gratuita. Consta de 3 plantas:
1ª- Desde la prehistoria hasta la época de la romanización: Se exponen restos arqueológicos y objetos de estas etapas históricas.
2ª- Románico, Renacimiento y Barroco: una amplia muestra de obras de arte sacro de esas épocas.
3ª-Etnografía y arte del siglo XX: Una de las partes expone numerosos objetos y mobiliario de la vida cotidiana, y herramientas de trabajo del SXIX. La otra parte de la planta acoge pinturas y esculturas de diferentes artistas del S.XX
Para nosotros fue un rato muy agradable, en el museo había muy poca gente y nos empapamos bien de todo lo que había que ver allí.
Salimos del museo y nos acercamos a La Gota de Leche, un centro multifuncional para jóvenes artistas. Siempre alberga alguna exposición temporal que se puede visitar, nosotros hemos estado varias veces allí. Esta vez había una exposición de fotografías de África.
Y para nuestra próxima visita…
Y ya con esto terminamos nuestra ruta por Logroño, con el propósito de volver muy pronto a seguir recopilando rincones para un nuevo artículo del blog. Os adelantamos que ya tenemos apuntados éstos:
-Centro de la Cultura del Rioja
-Interior de la Concatedral de Santa María la Redonda
-Alguna bodega de la ciudad
-Ruta de pinchos por la calle San Juan
¡Hasta pronto Logroño!
MariCruz
Gran crónica! Deseando hacer una visita a la ciudad para descubrir los rincones que nos habéis enseñado y probar esas raciones 🙂
Carretera y Alas
Yo que tú no me la perdía, MariCruz 😀
Enrique Castillejos
Os he descubierto hace poco, pero ya os sigo con interés.
Carretera y Alas
Genial Enrique 😀 , muchas gracias!
Adolfo Saenz.
Muy buena visita
Muy buena crónica
Encantado de q disfrutéis en mi tierra.
La tierra con nombre de vino
La Rioja
Carretera y Alas
Gracias Adolfo, verdaderamente es una tierra estupenda 🙂